Muchas veces la vida nos coloca ante situaciones que nos desbordan. No tienen por qué ser grandes problemas para rompernos por dentro... en la mayoría de los casos son pequeñas heridas que no han cicatrizado bien las que nos impiden caminar con firmeza. En esos momentos de oscuridad nos sentimos maniatados... prisioneros de nosotros mismos. Nos da miedo el día a día, las cosas nuevas, las relaciones interpersonales... incluso nos atemoriza el simple hecho de estar vivos ¿Y cual es la solución? Yo todavía no la he encontrado (y no será porque no haya buscado) y creo, sinceramente, que cada uno tiene su propia solución. No sé cómo hacer que el Sol se asome en medio de esa oscuridad, ni sé tampoco cómo quitar la maleza del sendero de la vida, pero sé a ciencia cierta que la pasión nos ayuda a abandonar ese horrible estado. Sentir pasión por cualquier cosa nos hace sentir vivos, nos llena el alma de luz y de esperanza. No sé por qué motivo la gente apasionada llega lejos (y no me refiero a llegar a ser astronauta, ni actor de renombre). El simple hecho de amar nos puede devolver la vida. Un beso de un padre, o de un hijo nos puede ayudar a seguir caminando. Un par de palabras amables, una sonrisa o un aria de Verdi pueden darnos un empujón hacia la felicidad. Así que busquemos algo por lo que merezca la pena desperezarse cada mañana. Estoy segura de que todos nosotros estamos repletos de pasión e ilusión.
viernes, 27 de diciembre de 2013
Siempre pasión
Muchas veces la vida nos coloca ante situaciones que nos desbordan. No tienen por qué ser grandes problemas para rompernos por dentro... en la mayoría de los casos son pequeñas heridas que no han cicatrizado bien las que nos impiden caminar con firmeza. En esos momentos de oscuridad nos sentimos maniatados... prisioneros de nosotros mismos. Nos da miedo el día a día, las cosas nuevas, las relaciones interpersonales... incluso nos atemoriza el simple hecho de estar vivos ¿Y cual es la solución? Yo todavía no la he encontrado (y no será porque no haya buscado) y creo, sinceramente, que cada uno tiene su propia solución. No sé cómo hacer que el Sol se asome en medio de esa oscuridad, ni sé tampoco cómo quitar la maleza del sendero de la vida, pero sé a ciencia cierta que la pasión nos ayuda a abandonar ese horrible estado. Sentir pasión por cualquier cosa nos hace sentir vivos, nos llena el alma de luz y de esperanza. No sé por qué motivo la gente apasionada llega lejos (y no me refiero a llegar a ser astronauta, ni actor de renombre). El simple hecho de amar nos puede devolver la vida. Un beso de un padre, o de un hijo nos puede ayudar a seguir caminando. Un par de palabras amables, una sonrisa o un aria de Verdi pueden darnos un empujón hacia la felicidad. Así que busquemos algo por lo que merezca la pena desperezarse cada mañana. Estoy segura de que todos nosotros estamos repletos de pasión e ilusión.
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