Abres los ojos por la mañana y te das cuenta de que no está. Te levantas de un salto y lo buscas por toda la casa. Se ha ido, no está en ningún lado... No hay sonrisas directas, sin forzar. No hay pelo al viento y sensación de libertad. No hay felicidad desinteresada. No hay lágrimas de alegría. No hay nada de lo que antes te hacía tocar el cielo con la punta de los dedos. "Vuelve", piensas. Y te das cuenta de que te has ido sin querer.
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