jueves, 12 de agosto de 2010

Y tras pensarlo muchas veces, saltó al vacío.
Su vida se había vuelto un manojo de hilos liados. Había perdido el control de cuanto le rodeaba y ya nada, absolutamente nada, tenía la fuerza suficiente como para que él luchase por vivir feliz.
Subió a lo alto de la catedral de Notre Damme, allí había pasado muchas tardes huecas. Posó los pies en el alféizar, uno a uno. Cerró los ojos.

Y tras pensarlo muchas veces, saltó al vacío.

No hay comentarios:

Publicar un comentario