Este año pensé que no iba a pedir nada, porque hasta hace dos días lo tenía todo.
Nunca había sonreído tanto y nunca había comenzado un año de un modo tan genial. Pero se desvaneció esa luz que llevaba buscando tanto tiempo. Por primera vez el esfuerzo merecía la pena. De echo sigo estando convencida de que mereció la pena. Porque tal vez fueron los mejores días de mi vida. Y por lo tanto, queridos Reyes Magos, quiero agradeceros esa "breve" ración de felicidad que me regalasteis. He aprendido muchas cosas de todo esto.
Y llegando al meollo del asunto, quiero pediros que por favor, nunca os llevéis mis ganas de soñar. Por muchas desilusiones que sufra y por mucha paz que necesite mi alma. Quiero ser como soy para siempre, por muchas cosas malas que tenga y por muy mala persona que sea a veces. Quiero seguir sonriendo por nada y llorando por tonterías. Quiero seguir madrugando los fines de semana y amando vivir. Quiero crecer y comprarme un pájaro negro. Quiero vivir hasta el final con ganas de vivir cosas nuevas.
Señores Reyes Magos ¿es tanto pedir?
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